Este colgante sostiene un fragmento de sol ancestral: ámbar natural proveniente de Simojovel, Chiapas, formado a partir de la savia fosilizada de antiguos árboles.
Piedra de memoria y transmutación, el ámbar es un guardián de la energía vital. Canaliza luz cálida que disuelve la tristeza, aclara la mente y fortalece el cuerpo. Es puente entre el presente y las memorias de la Tierra, protector energético que limpia, regenera y devuelve armonía.
Su forma de punta recuerda la dirección del movimiento hacia el centro, hacia uno mismo, como si nos señalara suavemente el camino de regreso al equilibrio interior.
Cierre: punto corredizo y ajustable para adaptarse con facilidad.
Material: hilo encerado Linhasita, de alta calidad, resistente y duradero.
Cuidados: se puede lavar en agua dulce. Evitar el contacto con agua salada o exposición prolongada a la brisa marina.
Solo usamos piedras naturales.
Creación artesanal tejida con ternura y presencia, pieza única.