Es el cristal de “los nuevos comienzos”. Está fuertemente conectada con la energía de la luna y con la intuición. Es de energía reflexiva y nos recuerda que, como la luna crece y mengua, todo forma parte de un ciclo de cambios. Su efecto más poderoso es el de calmar las emociones. 

La piedra de luna hace consiente el inconsciente y fomenta la empatía y los sueños lúcidos, especialmente en luna llena.

Está llena de energía receptiva, pasiva y femenina, y equilibra las energías masculinas-femeninas, con lo cual es buena para cualquier persona que quiera ponerse en contacto con su lado femenino.

También alivia la inestabilidad emocional y el estrés; y mejora la inteligencia emocional. Calma las reacciones excesivas ante situaciones y los detonadores emocionales. Este cristal cura los desórdenes de la parte alta del tracto digestivo relacionados con el estrés emocional.

Está vinculada con la glándula pineal, equilibra el sistema hormonal, estabiliza los desequilibrios de fluidos y nos sintoniza con el reloj biorritmico. También favorece el funcionamiento del sistema digestivo y reproductor. 

La Piedra de Luna afecta poderosamente al ciclo reproductor femenino y alivia las dolencias relacionadas con la menstruación. Por lo que es excelente para aliviar el síndrome premenstrual, y acompañar la concepción, el embarazo, el parto y la lactancia.