Desde las sierras de Córdoba llega este ónix rosa mangu, una piedra poco común que reúne fuerza y suavidad en igual medida. Su color, de tonalidades dulces y envolventes, invita a una conexión profunda con la autocompasión y la sanación emocional. Engarzada con elegancia en acero quirúrgico, esta pieza resalta la belleza natural del cristal con una estructura limpia, fuerte y duradera.

El ónix es una piedra protectora por excelencia. Aporta contención en tiempos difíciles, ayuda a sostener la claridad mental y fortalece la voluntad frente a los desafíos. Este tipo particular, en su tono rosa, trabaja especialmente el plano emocional: permite reconocer heridas del pasado, transitar su sanación y recobrar el equilibrio interior sin perder la estabilidad.

Su vibración también acompaña procesos de transformación espiritual. Absorbe energías densas, equilibra el yin y el yang y favorece la conexión con planos más elevados de conciencia, sin dejar de anclarte en tu centro. Una joya simple, poderosa y serena: hecha para acompañar con firmeza y ternura tu camino.