Una pieza que honra la dulzura del corazón y la fuerza de nuestras raíces. El centro está protagonizado por una vibrante rodocrosita, piedra que acompaña los procesos emocionales con ternura, ayudando a abrir el corazón, liberar memorias antiguas y reconectar con la alegría interna. Su energía amorosa y compasiva se potencia con el contraste del macramé en marrón profundo, evocando la conexión con la tierra, la seguridad y el arraigo.
Liviana, cómoda y elegante, esta pulsera es ideal tanto para el día a día como para ocasiones especiales donde se busca una presencia sutil pero poderosa. Los pequeños detalles metálicos a cada lado realzan su equilibrio y armonía.